LA HISTORIA DE UN INSTANTE 2

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CAPÍTULO DOS (2/10)

    Estoy seguro de encontrarla; y te pregunto --¿La has visto alguna vez?--, --¿La conoces?--, --¿Has pensado en como es por dentro y reconocer lo que siente y lo que desea?--. Es muy dificil detenerme, a meditar en algo que no me interesa en este momento; es más es lo que tu quieres, no yo. --Seguramente esta es tu respuesta--.
   Pues bien; a mis ocho años, senti ansiedad, por el deseo de saber quién era ella, sin pensar en lo complicado de su interior, de todas las bondades y virtudes que encierra. ella me buscó como su complice a esa edad, sin permitir que la viera de cerca. No sabia que era el AMOR, aun no lo sé, pero los sentimientos despertados en aquél momento abrieron el camino de mi vida actual, de mis deseos permanentes y de mis sueños; es como caminar a ciegas con la esperanza de encontrar un guía que me de la mano por esta vereda tan ámplia en la que cualquier giro, me hace perder orientación y sentido.
   Todos en un momento determinado de nuestras vidas debemos encontrar ese algo que nos hace caminar muchos a los 8, otros a los 12; que sé yo, a los 18, 20 ó 40 y algunos se pasan la vida buscando la solución a su existencia, sin comenzar a vivir. Por ello, la importancia de reconocer a tiempo y más temprano preferentemente para tener tiempo de equivocarnos. afortunadamente, no me sucedió así; hoy aprendí igual que ayer la importancia de esa señal que ella me dió. La ARQUITECTURA  me eligió para seguirla, para conocerla desde dentro, desde su interior, ella lo sabe y por eso cambia tan seguido, para hacerse la interesante; ja ja ja, "se hace la interesante", por momentos me molesto con ella, me hace desesperar, es tan voluble y tan cambiante que no deja detalle a descubrir. --Les diré mi secreto de permanecer aquí-- "sigo enamorado de ella; precisamente, porque es interesante".
   La ARQUITECTURA absorvió mi alma, mis deseos y mis sueños, y creo que todo aquel que la intenta conocer se pasará la vida soñando en su regaso, porque sin querer vivimos con ella, dormimos en ella y no le dedicamos; muchas veces, ni un minuto a su valor e importancia.